Homenaje a una amiga

Hoy he recibido la noticia de la muerte de una muy querida amiga, Mary, Mrs. Eastwood. Nos conocimos a finales de los años 70, hacia 1978, en Harrogate, Inglaterra.  Mrs. Eastwood era bastante mayor que yo, de hecho, era mayor que mis padres pero su vitalidad, alegría de vivir, bondad … en estos momentos me faltan palabras para describirla.

Creo que fue un «amor» a primera vista. Ella colaboraba con una agencia de intercambio y era la resposable de buscar familias que quisieran aceptar jóvenes españoles en sus casas para que aprendiéramos inglés, razón por la cual tuve la inmensa fortuna de conocerla. Vital como ella sola, esa era una de las cienmil cosas y causas en las que estaba metida, asociaciones de ayuda, subastas, cookie parties y todo lo que se os pueda ocurrir para  colaborar con la comunidad, propia y ajena.

Tenía una jovialidad que te invitaba a ver y vivir la vida como una aventura, con el deber diario de descubrir el regalo que te deparaba.

Con ella descubrí la realidad de los disidentes de la antigua Alemanía Oriental. Colaboraba con una ONG alemana y cada verano acogía en su casa a personas que habían logrado salir de ella, escapando o por canje … personas, normalmente, con historias estremecedoras y secuelas tremendas, físicas y psicológicas. Lothar, Uwe, Susanna … personas que cuando volvían a Alemanía volvían un poco más sanas.

Recuerdos, recuerdos, recuerdos que se agolpan y me vienen a la memoria y todos ellos acompañados de su sonrisa.

Mary, una gran mujer, una gran dama y una gran amiga, aún en la distancia, hoy más que nunca. Allá donde estés, todo mi cariño y envidia por tener tu sonrisa, mi querida Mary Eastwood.