Dos banqueros asignados a la escuadra de entrenamiento, estaban de maniobras en la tormenta de la crisis que duraba varios años. La visión era pobre; estaba convirtiéndose en la «crisis perfecta», castigando mercados, arruinando naciones y empobreciendo la economía a unos niveles alarmantes. El banquero mayor del reino supervisaba todas las actividades, siguiendo puntillosamente el manual de procedimientos del banquero perfecto.
Poco después de que anocheciera y en lo más profundo de la crisis, el banquero 2º, que se encontraba de vigía en el extremo meriodional del mercado, informó: «Luz a estribor».
«¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?», preguntó el banquero mayor. El vigía respondió que directo, lo que significaba que su propio rumbo los estaba conduciendo a una colisión con aquel «buque».
El banquero mayor llamó al encargado de emitir señales. «Envía este mensaje: Estamos a punto de colisionar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo firmando el pacto del euro.»
Llegó otra señal de respuesta: «Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo y varíen su patrón de dinero».
El capitán dijo: «Contéstele: Soy el banquero mayor del globo; cambie su rumbo 20 grados, firme el pacto del euro o tendrán que enfrentarse a totalitarismos y males mayores».
«Soy ciudadano de a pié – les respondieron -. Mejor cambie su rumbo 20 grados y transfome su patrón de deuda en otro tipo de patrón».
El capitán ya estaba hecho una furia. Espetó: «Conteste: Soy un acorazado. Soy El Fondo Bancario Internacional, el distribuidor del dinero. Firme el pacto del euro o se le expulsará de la Unión y se enfrentará a la ruina y la ignominia».
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: «Yo soy un faro, si no varía el rumbo y cambia el patrón, su paraíso fiscal se convertirá en su infierno fiscal. Su dinero se ha invertido en deuda y ha fagocitado su propio dinero».
Cambiaron el paradigma.
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